“Cada persona tiene su esquina en el mundo, una esquina que te identifica más que otros lugares que pisas, una esquina que te sirve de marco en tu propia vida y donde otros desconocidos se acostumbran a verte. Un día, como un regalo inesperado, uno de los tenderos de esa esquina te saluda desde su escaparate con un ligero movimiento de cabeza. No es nada, apenas un gesto, pero en él está contenido el reconocimiento a tu presencia, está contenida la felicidad…
… Daniel Gilbert, psicólogo de Harvard, ha escrito un libro sobre la felicidad, Stumbling on happiness (Tropezando con la felicidad), en el que habla de la relación del ser humano con el sentimiento más anhelado, el que te hunde o te levanta el ánimo…
…El psicólogo Gilbert, sin conocerme, ha dado en el clavo: uno no tiene por qué ser feliz con las grandes cosas por las que ha luchado; al contrario, puede que lo grande acabe provocando una suerte de decepción, dado que el que deseó ya no es el mismo que posee; por otra parte, el ser humano está preparado para recuperarse de los grandes golpes, a no ser que la biología se lo impida. Pero lo que parece fundamental en la vida de cualquiera es el detalle, la sensación de armonía diaria.
Un día de tu vida se te puede arruinar por la bronca con un taxista, por una mala palabra de un vecino o por tener que pasar los domingos solo; pero también puedes tocar el cielo con el saludo de un tendero, así de simple….”
Elvira Lindo, “Don de gentes” Domingo 4/6/06
*Cada domingo en la sección que lleva el mismo nombre de el periódico "El Pais", Elvira Lindo escribe un texto en el que básicamente cuenta algo que le apetece. No me la suelo perder porque casi siempre consigue hacerme reir o simplemente hacerme asentir con lo que cuenta. Hoy, esta selección de una de las que más me ha gustado. Feliz Fin de Semana!!!
3 comentarios:
Todos los dias voy a trabajar caminando. Salgo a las 7.15 de casa y a las 7.30 paso por la esquina del parque, del Royal Victoria Park. Todos los días hay un señor de unos 55-60 años caminando por la acera contraria a la mía, por la esquina de enfrente. Los dos nos vemos toooodos los días, nos acostumbramos a vernos, y un día, no hace mucho, el señor me saludó. No fué nada, como dice Elvira, apenas un gesto, pero me sacó una sonrisa y fui más contenta al trabajo. Desde entonces nos saludamos cada mañana...me encantan estos pequeños detalles...
Un besote Clara,
Celia
Uno no se baña dos veces en el mismo río y si lo hace, uno ya no es el mismo. Algo así decía nuestro amigo Heraclito. Lo que deseamos hoy puede no ser recibido con el mismo entusiasmo mañana.
Estoy contigo, Clar.
Besets
Verónica
A veces es mejor recibir un saludo sincero que una conversación insustancial de varias horas.
Muchos besos Clara
La Pelo
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